jueves, 29 de abril de 2010

Y UN DÍA EL BARÇA CAYÓ


El 2009 fue uno de los mejores años de la historia del Barcelona FC y su equipo, con Lionel Messi como figura más destacada, se transformó en uno de los más importantes de la historia del fútbol. El club catalán ganó el año pasado todos los títulos que disputó, en total 6: Liga de España, Copa del Rey, Liga de Campeones, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes. Este año soñaba coronar ese período exitoso con la consagración en la Liga de Campeones de Europa, el torneo de clubes más importante del Mundo, pero en la semifinal se cruzó con el sólido Inter de Milán, que acabó con su ambición copera.

L a serie se definió en Italia, donde los locales se habían impuesto por 3 a 1 en el partido de ida, lo que le impidió a Barcelona ganar su pase a la ansiada final, a pesar de haber ganado el partido de vuelta por 1 a 0 en el Camp Nou. Con el correr de los años, cuando esta semifinal quede en la historia, las crónicas reflejarán como nota de color, que el desarrollo y resultado del partido fueron el triunfo del “anti-fútbol” sobre la expresión más leal de este deporte, si es que para algo sirve ser el que mejor juega si no se gana. Pero esa discusión quedará para otro momento.

Si bien a esta altura sería redundante afirmar que el Barcelona es un gran equipo, es oportuno remarcar esa última palabra: equipo, que es la que marca la diferencia con respecto a muchos otros. Sobre todo respecto de su vecino y archirrival Real Madrid, que parece caer de error en error y creyendo que la suma de buenos jugadores conforman un buen equipo, ha invertido en los últimos años millones de euros en estrellas que no lograron grandes hazañas deportivas, y lo que es peor, no logran jugar del todo bien. Más allá de tener en sus filas a Lionel Messi, el mejor futbolista de la actualidad, el Barcelona hace la diferencia en el conjunto y no en las individualidades.

Está claro que el equipo dirigido por Guardiola es el mejor de los últimos años y en base al esfuerzo colectivo y a algún que otro destello individual ha logrado hazañas increíbles. Para mencionar algunas, podemos convocar a nuestra memoria aquél encuentro frente a Estudiantes de La Plata, que a un minuto del final perdía por 1 a 0, logró empatarlo, y en el alargue, con gol de Messi se quedó con el Mundial de Clubes 2009. O la semifinal de la Champions League de ese mismo año frente a Chelsea en Inglaterra, donde también perdía por 1 a 0 y en el tiempo de descuento, con un golazo de Iniesta consiguió el pase a la final. O la reciente victoria frente a Arsenal, nada menos que 4 a 1, con los cuatro tantos convertidos por Messi, que le valieron el pasaporte a la semifinal de la actual edición de la Champions.

Todo hacía suponer que los catalanes escribirían otro capítulo de su epopeya, pero el deporte, sobre todo el fútbol, tiene algo maravilloso, que es su carácter impredecible, y esta vez, el mejor cayó en manos de un Inter (al que no hay que restarle mérito), que de la mano de los argentinos Samuel, Zanetti, Cambiasso y Milito en cancha, se metió en la final, con la esperanza de desbancar al Barcelona, aunque sea por un rato, y convertirse en el mejor equipo de Europa.

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