El reelecto presidente boliviano, Evo Morales, dio una nueva muestra de lucha por la igualdad y la equidad en su país. En una determinación sin precedentes, conservó solo a siete de los veinte ministros de su primer mandato e incorporó a nueve mujeres para que ocupen los ministerios de Planificación y Desarrollo, Desarrollo Productivo y Economía Plural, Justicia, Trabajo, Salud y Deportes, Medio Ambiente y Agua, Desarrollo Rural y Tierras, Transparencia y Lucha contra la Corrupción, Defensa Legal y Culturas. De esta manera, el flamante gabinete cuenta con diez hombres y diez mujeres, que durante los próximos cinco años de presidencia de Evo se encargarán, como él mismo lo dijo, de “echar a andar el andamiaje del nuevo Estado socialista comunitario”.
La batalla que desde hace mucho tiempo lidera Morales para alcanzar el sueño de tener un país equitativo, donde no haya clases sometidas, es un ejemplo que deberían seguir muchos presidentes y dirigentes, sobre todo los latinoamericanos, que desde hace siglos trabajan en servicio de intereses extranjeros y relegan el bienestar de su propio pueblo. Si bien el sometimiento de los pueblos latinoamericanos es una realidad latente en nuestros días, la llegada de Evo al poder y su reciente reelección dan una luz de esperanza a la liberación del pueblo boliviano, teniendo en cuenta que ni bien nació Bolivia, se ignoró a sus grupos indígenas (quechuas, aimaras, entre otros), porque no sabían hablar español ni sabían leer y escribir. Como él mismo lo anunció, esta reelección marca “el final del estado colonial” en su país y abre las puertas a que otros países de la región tomen conciencia de lo que significa unidad e igualdad.
La batalla que desde hace mucho tiempo lidera Morales para alcanzar el sueño de tener un país equitativo, donde no haya clases sometidas, es un ejemplo que deberían seguir muchos presidentes y dirigentes, sobre todo los latinoamericanos, que desde hace siglos trabajan en servicio de intereses extranjeros y relegan el bienestar de su propio pueblo. Si bien el sometimiento de los pueblos latinoamericanos es una realidad latente en nuestros días, la llegada de Evo al poder y su reciente reelección dan una luz de esperanza a la liberación del pueblo boliviano, teniendo en cuenta que ni bien nació Bolivia, se ignoró a sus grupos indígenas (quechuas, aimaras, entre otros), porque no sabían hablar español ni sabían leer y escribir. Como él mismo lo anunció, esta reelección marca “el final del estado colonial” en su país y abre las puertas a que otros países de la región tomen conciencia de lo que significa unidad e igualdad.
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