miércoles, 7 de octubre de 2009

PAGAR O NO PAGAR...


Hace cuatro años, el entonces presidente Néstor Kirchner anunciaba el pago de casi 10.000 millones de dólares al FMI, algo que suponía liberarse de ese monstruo financiero. Argentina parecía en ese momento salir a flote, aliviado de las deudas, y decidida a superar los cotidianos problemas internos. Sin embargo, con la reunión que mantuvo ayer el ministro de economía, Amado Boudou, con el titular del FMI, Strauss Kahn, “el ave fénix” pareció resurgir y entrometerse nuevamente en el destino económico de nuestro país. A través del ministro, la presidente Cristina Fernández dio un guiño al organismo para ingresar nuevamente al “mercado de capitales”. Eso sí, la revisión que el FMI realizará a nuestro país, contemplada en el artículo IV de los Estatutos, se realizaría bajo estricta confidencialidad y perfil bajo, con el objetivo de que los privados y la prensa no tengan acceso a los informes sobre la situación macroeconómica y el INDEC, entre otras.

Muchas y muy diversas son las voces que se alzan en torno al acercamiento al FMI y el pago de la deuda externa. Hay quienes opinan que se debe cumplir con el fondo y quienes sostienen lo contrario. Pero pareciera que ninguna de las dos medidas da resultado a la hora de independizarse. Es cierto que las deudas deben pagarse y que la deuda externa particularmente es una pesada mochila con la que viene cargando cada presidente desde hace varias décadas. Pero en medio de uno de los conflictos sociales más importantes de los últimos tiempos, que ha sido casi un conflicto diplomático, con una inflación que parece no tener techo, con nuevos problemas de desocupación, con un índice de pobreza cercano al 30 %, el gobierno debería proponerse resolver estos problemas internos y saldar su deuda con el pueblo.

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